jueves, 23 de octubre de 2014

HEROES ANÓNIMOS

Por Daniel Hernández García

Mi columna de esta semana, trae a cola la entrevista del lunes pasado en el diario El Mundo al miserable de el carnicero de Mondragón, que trae detrás de si 20 muertos y otros tantos heridos. Desde hace tiempo, siempre he querido dedicar unas palabras de afecto y agradecimiento, a todos esos héroes anónimos que pelearon y lucharon por defender la paz y la democracia en el País Vasco.

Los años duros del terrorismo, no trajeron sólo 800 y tantas víctimas. También una herida muy profunda en la sociedad vasca, donde el germen del odio y la confrontación sigue imperando en amplios sectores, que con suerte, van decreciendo. La mayor admiración que un demócrata puede tener, aparte de hacia todos aquellos que por motivos agónicos y de sufrimiento por sus familias tomaron la decisión de abandonar el País Vasco, hacia todos aquellos que aguantaron el chaparrón e intentaron con todas sus fuerzas acabar con el clima violento incesante de unos totalitarios sin compasión alguna.

Aunque el hecho y la realidad del terrorismo ha sido la mayor lacra de la sociedad vasca, no podemos obviar todas las consecuencias de ese pensamiento de odio hacia todo un sector de la población vasca. Las ideas equivocadas del mal llamado Ejército de Liberación Vasco, han propiciado la utilización de caminos equivocados por parte de un sector ideológico, más que respetable, pero que han amparado el asesinato de los totalitarios.

A día de hoy, es difícil afrontar las consecuencias de los años del horror. Los años fríos de otros tantos individuos que no sabían si volverían con vida a casa. Los años de la justificación, del escarnio, de la frialdad ante los llantos en silencio del sufrimiento de muchísimas familias, más allá de su condición ideológica. Atónitos, se podría quedar cualquier demócrata y pacifista convencido, cuando estos “señores” fueron capaces de matar a Ernest Lluch o al eterno Miguel Ángel Blanco, tan sólo por el simple hecho de no seguir los dictámenes de unos fascistas, amparándose en la voluntad (más bien des-voluntad) del pueblo vasco.

Gracias a todos esos héroes, a los cuales hay que añadir a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, la violencia de ETA ha desaparecido (faltando aun la desaparición para siempre). Ahora toca afrontar, el cierre de las heridas profundas propiciadas por tantos años de dolor y angustia. Toca enseñar, más allá de las ambigüedades semánticas, entre si esto ha sido un conflicto o simplemente asesinos y víctimas, a todas esas generaciones venideras, la importancia de la palabra, el dialogo y la confrontación también, pero en circunstancias de debate plural y pacífico. Toca salir de las trincheras, de enriquecer la historia del País Vasco, procurando nunca olvidar todo lo vivido años atrás.

Es hora de que todos aquellos que han amparado y justificado al asesinato de gente inocente, den un paso al frente y tengan la suficiente valentía de reconocer todo el daño causado a la sociedad vasca, y condenar toda acción violenta de la banda terrorista. Es complicado ahora determinar cuáles son los plazos para el acercamiento de presos, de negociar la firme rendición del terrorismo, pero la reconciliación pasa por reconocer lo anteriormente citado.

Por último, agradecer a todos aquellos que han aguantado, que han peleado y que nunca han perdido la esperanza de traer la paz al País Vasco. A todos héroes anónimos, GRACIAS.
 

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