jueves, 17 de julio de 2014

LOS NUEVOS GENOCIDAS

Por Raúl S. Saura


Las imágenes han conmocionado al mundo. Ayer cuatro niños palestinos jugaban al fútbol en una playa en Gaza. A plena luz del día, indefensos, sin ningún terrorista en los alrededores, pero eso no les salvó la vida cuando las tropas de Israel decidieron liquidarles mientras escapaban corriendo. Poco más hay que decir, para aquellos con un estómago más fuerte aquí dejo un vídeo:


Algunos sacarán el mantra de la soledad geopolítica de Israel, rodeada de "enemigos", pero es hora de dejar a un lado ese argumento y comenzar a reconocer quién está matando a quién. Israel no ha de temer nada, tiene el mejor y más profesionalizado ejército de la zona y carta blanca para usarlo, para muestra un botón. 
4 niños asesinados sin motivo en una guerra sin razón de ser, un país que si le entra en gana cometer tamaña brutalidad lo hace sin problema porque la comunidad internacional siempre guarda sus reservas tratándose de quien se trata. Después de lo que les hicimos, ¿cómo vamos a decirles nada?, se retuercen por dentro. Israel no surgió para esto. Después de la Segunda Guerra Mundialel nuevo Estado judío llegó como intento de compensación a un pueblo que ha sufrido lo indecible en la historia y que sólo entonces podría comenzar a avanzar en paz hacia una convivencia tranquila. El resultado no puede ser más distorsionado. Más de 40 años han pasado y desde entonces los conflictos con Palestina se han sucedido una y otra vez, con multitud de tensiones en la franja de Gaza (ahora, en 2012, en 2008...), siempre saliendo beneficiosas para el lado israelí. Necesitamos preguntarnos por el monstruo que hemos creado, capaz del asesinato de inocentes, cuales simples nazis. No tengamos miedo en llamar a las cosas por su nombre. 
Los terroristas islámicos, siempre dispuestos a desbaratarles, dirán algunos. Cierto, Hamas no se caracteriza por su amor a los judíos, debemos preguntarnos si no será consecuencia de la forma en que han sido tratados por los mismos. Cuanto más ataquemos en Oriente e impongamos otra ley, mayor cantidad de terroristas y guerreros de la yihad aparecerán, la realidad lo está demostrando. La violencia genera violencia y el complejo occidental por la persecución a los judíos impide quitar el velo de los ojos y comprobar que las mayores víctimas de la historia repiten el curso de la misma, solo que esta vez se colocan del otro lado, y persiguen, expulsan de sus hogares y asesinan al Otro tan arbitrariamente como ellos experimentaron en sus carnes. Los palestinos, de poder hacerlo, les devolverían el golpe. Por supuesto, como haría cualquiera que ha perdido su familia, como seguirá pasando mientras Israel gana cada guerra en la que se involucra, haciendo insignificante el hecho de estar rodeado de países musulmanes. 
Nadie se atreve a meterse con los judíos, de repente metamorfoseados en los bullies del patio. Hijos mimados de EEUU, no se les ha reprendido en ningún momento por sus actos y se consideran con el derecho y el deber de repeler y destruir a todos aquellos que no busquen para ellos sino el máximo bien posible. Y así continuarán de no hacer nada. Estados Unidos experimenta una etapa de languidez y pasividad en el marco internacional, Israel prácticamente se ha quedado con ningún aliado y la Unión Europea o las potencias emergentes deberían tomar cartas en el asunto. Frenar los pies a un país que asesina niños impúnemente ante la vista de todos y piensa seguir haciéndolo si así le viene en gana. Es hora de comenzar unas negociaciones serias entre Israel y Palestina, de recuperar las teorías de los dos Estados, delimitar unas fronteras inamovibles para las generaciones por venir, de desmontar los asentamientos israelitas, de frenar a los tanques que afrentan a poblaciones solamente armadas con piedras y lágrimas en los ojos. Hora de frenar esta creación de vergüenza y sangre, de mantener a un imperio que recuerda peligrosamente aquello de lo que huyó y hacerles comprender que la historia no podrá cambiarse pero sí el presente. Y que, cuando pase a las páginas de los libros, no colocarán a Israel en buena posición. El pueblo palestino necesita ayuda humanitaria ante la gran cantidad de muertos provocados con cada nuevo conflicto con sus vecinos (en este ya van más de 200, 44 niños en 10 días y los altos en fuego no son seguro de nada), y ser asegurados de que Israel tenderá la mano para una reconciliación que llevamos esperando mucho tiempo. Palestina no es perfecta, pero la buena actitud del enemigo desmontaría con el paso de los años la organización entera de Hamas y demás antisemitas. El camino no será fácil, pero, si las dos partes no se echan atrás, empiezan a cooperar, a buscar soluciones conjuntas, a tender lazos y abandonar los conflictos armados, quizás la historia perdone algún día a quienes mancharon con su bandera la sangre de miles de inocentes. 

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