lunes, 14 de julio de 2014

¿Un auténtico cambio?

Por Raúl S. Saura


Las elecciones primarias del PSOE se saldaron como la gente esperaba, sin más. Pedro Sánchezse impuso en las votaciones (48'7%) sobre Madina (36'14%) y Pérez Tapias (15'13%) en la carrera como nuevo secretario general del Partido Socialista, en crisis manifiesta desde hace un mínimo de dos años y medio. Dos años y medio de perder toda elección posible, de renunciar al ideario izquierdista en pro de una política de recortes y austeridad que mira más por las grandes organizaciones que por la ciudadanía (Zapatero) y de una travesía por el desierto sin planes, debates ni ambición (Rubalcaba). 
La militancia socialista exigía a voz en grito un cambio en su partido, una renovación sustancial ante el ascenso de formaciones como Podemos, de marcado atractivo para las bases. Y el partido pareció querer responder: un Congreso extraordinario, elecciones primarias, nuevas caras... y, de entre todas ellas, sólo una: la de Pedro Sánchez. El profesor de Economía, el diputado, el ambicioso, el político cercano a la gente... el guapo, vamos. Desde el primer momento Sánchez fue aupado incondicionalmente por la prensa de derechas por el cambio que supondría, su buen hacer y demás, despertando desde el primer momento el recelo del electorado de izquierdas por aquello de "qué habré hecho mal para que me aplauda la derecha", tan aplicable a Rubalcaba. En cualquier caso, la otra opción a este desconocido para los españoles era Madina, parte activa en el organigrama de Zapatero y su sucesor, por lo que no despertaba la convicción necesaria de que supusiera un cambio real. Desde el primer momento quedó esto claro, ya con la recogida de avales quedó claro quién se veía como claro favorito en una carrera donde el bienintencionado Pérez Tapais nunca tuvo una opción real para ganar. 
Ganó Pedro Sánchez, profesor de Economía, 42 años y padre de dos hijas, como era esperar. Habló de erenovación del PSOE, como era de esperar. Pero, ¿de qué habló realmente? ¿Cuáles fueron las medidas concretas que asgeuró adaptaría ahora con su nombramiento como nuevo secretario general? La realidad demuestra que ninguna. Mencionó" el principio del fin de Rajoy como presidente", de recuperar a las bases y seguir una política tan izquierdas como estas, de reavivar al PSOE en la carrera por Moncloa y las cercanas elecciones municipales, de elecciones primarias...conceptos vagos sin una sola medida concreta. Ello ha despertado aún más las sospechas de parte de las bases de que Sánchez supone en realidad un giro mucho más centrista de lo que aparenta. Que ha alcanzado el liderazgo de un partido en quiebra para satisfacer su gran ambición y que en breve comenzará a hablar de las bondades de un gobierno de coalición con Mariano Rajoy en aras de sacar a España de una crisis horrible y mantener el orden ante las fuerzas destructivas, revolucionarias y bolivarians. Que, muy inteligentemente, se reservará a después de las elecciones generales para ello.
Un gobierno de coalición entre conservadores y socialistas, como ya ha ocurrido en Alemania y en Europa, supondría cuatro años de imposibilidad del resto de partidos en conseguir una sola victoria contra ellos en la arena parlamentaria, de inmovilidad y continuación férrea de lo producido hasta ahora. Seguramente cuatro años después de ello (y nos estamos remontando a 2020) este gobierno conjunto caería con todo el equipo y agrupaciones como IU, Podemos o Ciudadanos llegarían entonces a Moncloa en un momento histórico de la política nacional. 
Pero eso son todo conjeturas y quizás als cosas resulten muy distintas a lo que yo pinto aquí. Que quizás Sánchez sea el candidato izquierdista dispuesto a renovar el PSOE desde abajo a arriba y que gusta tanto a ABC y La Razón simplemente, suspiro, porque es muy guapo. Viva el periodismo español de cualquier forma.

La mano que maneja los hilos
Si hay un dato destacable del éxito del madrileño en estas priamrias se trata, indudablemente, del éxito cosechado en Andalucía. 20.381 votos recabó allí, alentando la idea de que a la directiva del partido le pilló a contrapié la presenatción de Eduardo Madina a la carrera, puesto que el nombre de Susana Díaz lleva un año sonando como Gran Esperanza Blanca del PSOE y el enfrentamiento de ambos candidatos debilitaría en exceso a la agrupación. De ahí que la andaluza debiera renunciar a su prometedora campaña por liderar el partido y esperar para más adelante a convertirse en secretaria general. Y ahí entra en juego Pedro Sánchez, un hombre joven y decidido, dispuesto a todo. Quizás se trate (sin saberlo él) de una marioneta en manos de la poderosa Presidenta de la Junta de Andalucía, manejada por sus hilos sin el más mínimo conato de voluntad propia. Quizás Díaz sea consciente de las tendencias escasamente izquierdistas de Sánchez, de sus deseos de coalición si le conducen al Ejecutivo y haya maniobrado para conseguir la victoria de este, para allanarle el camino para semejante carrera. Que, una vez lo consiga, caiga vilmente más adelante como enésima traición a las bases y, entonces, a quién se girarían los socialistas sino a la secretaria de la poderosa federacióna andaluza, la (aún) joven, dedicada y popular líder con capacidad para dirigir un partido ya demasiado débil como para presentar batalla. Y entonces el control sería suyo, y el gobierno del Partido Popualr ya exprimido al máximo, no le haría frente. Fácilmente Susana Díaz ganará las elecciones de 2020. Eso si el electorado no ha abandonado absolutamente a los dos principales partidos por su catastrófica coalición en favor de formaciones pequeñas. 
No digo que pueda pasar, no digo que deba pasar. Digo que, en mi opinión, todo lo dicho en este artículo seguramente pase. Y, como siempre, estas opiniones son mías y sólo mías. 

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