miércoles, 25 de junio de 2014

La infanta Cristina, imputada por su "colaboración silenciosa" (por Raúl S. Saura)

 
 
La noticia esperada, la que resonaba sobre las cabezas de la Familia Real el día de la proclamación de Felipe de Borbón como nuevo monarca español, ha llegado. Tal y como se esperaba, el juez Castro ha decidido imputar a la infanta Cristina en el llamado caso Nóos junto a su marido, Iñaki Urdangarín.
En el caso de ella, por delito fiscal y blanqueo de capitales y "facilitando los medios para que lo hiciera su marido" Iñaki Urdangarin mediante una "colaboración silenciosa", y a él por hasta 8 delitos como prevaricación, falsedad documental, tráfico de influencias, falsificación, fraude a la Administración, malversación, estafa y dos delitos fiscales por el supuesto desvío de fondos públicos al Instituto Nóos, que presidió entre 2003 y 2006.
Cerrada la instrucción de la causa tras 4 años, el juez Castro, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma, ve sobrados indicios de cooperación de la infanta en las irregularidades de las empresas de su marido, como Aizoon (compartida al 50% entre ambos), en la contabilidad de la cual se cargó "una ingente cantidad de facturas por compras, servicios o gastos exclusivamente privados del matrimonio Urdangarin-Borbón". "Aizoon no ha repartido entre sus dos únicos socios dividendo alguno, lo que se aviene mal con que se cargen a Aizoon gastos tan personales como viajes al extranjero, regalos, sesiones de liderazgo, rehabilitación, decoración, suministros de la vivienda [...] salarios del personal doméstico que fueron contratados directamente por la propia Doña Cristina a sabiendas de que repercutirían en Aizoon".
Se esperaba para cualquiera de los próximos días el anuncio de la infanta como imputada en el caso, tanto que no pudo participar en la proclamación de su hermano la semana pasada debido a que este se ha distanciado manifiestamente de ella y su cuñado en los últimos tiempos debido al caso. Aunque prevalezca la presunción de inocencia, Felipe VI se ha mostrado inflexible con los supuestos delitos cometidos por el matrimonio Urdangarín-Borbón que ahora parecen encontrar confirmación en los indicios vistos por Castro de lucro de forma ilícita realizado por su hermana mayor.
Los fondos ilícitamente ingresados en Aizoon provenían del Instituto Nóos, que lo recibía de las arcas públicas de Baleares y Valencia. Ante esta serie de irregularidades y faltas, por las que el juez Castro ha considerado necesario imputar a la primera Borbón con estudios universitarios y por la que su propio hermano guarda un pesado silencio, la infanta ha recalcado varias veces, incluyendo cuando debiera declarar ante el magistrado, no saber nada, desconocer las operaciones realizadas por su marido... su ignorancia deliberada contrasta con la abundancia de pruebas en su contra. Por ejemplo, ella tomó intervención directa en la contratación de personal doméstico, al que se dijo que, pasado el tiempo de prueba, recibirían el dinero en negro, para, a su vez, ser contratados más adelante por la entidad Aizoon. También recuerda el juez la participación directa de la hermana de Felipe VI en una supuesta "simulación de compra-venta de acciones" proyectada por Aizoon con la sociedad Mixta África que nunca se realizó. Lo que se desprende el auto del juez, por tanto, es que la infanta aprticipó activamente en las actividades que ha atribuido a su marido, su conocimiento (al menos parcial) de las irregularidades vistas y una nula pretension de colaborar con la justicia ("no me acuerdo" el pasado 20 de febrero).
Los delitos acarreados a Cristina de Borbón y Grecia podrían suponer hasta 16 años de prisión.
¿Y ahora qué?
Nadie duda de la presunción de inocencia, ni mucho menos de la necesidad de la misma. Pero en un Estado de Derecho, donde "todos los ciudadanos son iguales ante la ley", como recalcara en el mensaje navideño de 2012 el anterior jefe de Estado Juan Carlos I, a cualquier hombre o mujer, con independencia de su origen o título, ha de juzgársele, ponérsele en libertad o condenar sin miramientos en aras de un Estado serio, una democracia consolidada y una imagen de respeto a la justicia que hasta ahora la clase política y la Casa Real han transmitido con sus palabras. Como su manifiesta ignorancia la infanta Cristina, hay que añadir. El fiscal puede acusar de que su imputación obedece a otros motivos, mayormente su apellido, pero el auto del juez Castro no deja lugar a dudas: su conocimiento y participación en los diferentes delitos de su marido, del Instituo Nóos, Aizoon y demás son manifiestos y punibles por ley. Queda por ver si finalmente España verá a una miembro de la Familia Real (al menos hasta hace muy poco) en el banquillo de los acusados o incluso entre rejas. Queda por ver si, en caso de resultar condenada, verá cárcel finalmente o no, si el Gobierno permitiría algo así. Queda por ver si es culpable o inocente.

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