El veterano europarlamentario de IU abandona su cargo cuatro semanas 
después de las elecciones europeas por  publicarse que participó en un 
fondo de pensiones privado gestionado por
 una sicav en nombre del Parlamento Europeo. Estas sicav son conocidas 
mayormente en nuestro país para la gestión de las fortunas de grandes 
familias, garantizando la máxima discreción y un pago mínimo de 
impuestos (1% frente al 30 exigido a las empresas). Los eurodiputados 
contratan ese servicio con base en Luxemburgo, si bien se desvincularon 
del mismo en 2009 y desconocen cuanto ocurra con respecto al mismo, como
 informó infolibre.es. 
Willy Meyer, apuesta personal de Cayo Lara como cabeza de lista para el 
Parlamento por tercera legislatura consecutiva, ha dimitido tras 
desvelarse estas informaciones y su plaza quedará cubierta por Javier 
Couso, hermano de José Couso, séptimo nombre de la lista de La Izquierda
 Plural. Meyer se ha declarado enemigo acérrimo de las prácticas de las 
sicav y de la evasión fiscal, así como desconocedor de mantener 
relaciones con las mismas desde 2004. En el fondo también colaboran 
Elena Valenciano, Cañete y Rosa Díez, entre otros. 
Aunque legales, el veterano político de IU ya desvinculado del partido, 
considera las sicav como contrarias a la transparencia económica de la 
calse política e, indirectamente, como propias de la casta y el régimen,
 en base a las acusaciones de su partido al PSOE ("Debe definirse si 
quiere demostrar que no es miembro de la casta y del régimen”, Ramón 
Luque) por su relación con estas prácticas. 
En un país donde los políticos no acostumbran a dimitir por sus 
prácticas ilegales, que uno lo haga por una legal desconcierta a 
cualquiera. Las presiones a las que se ha visto sometido Willy Meyer 
dentro de su partido, el hecho de que sea visto por movimientos 
ascedentes (véase Podemos) como un dinosaurio político poco o nada amigo
 de la renovación también pueden señalar la causa última de su 
desaparición de la primera línea de la política. Muchos partidarios de 
las listas abiertas exigían su marcha y lo consideraban un símbolo de 
los oscurantismos partidistas que tanto provecho han supuesto a varios 
partidos jóvenes para captar votos en las últimas elecciones al 
Parlamento europeo. Meyer, sobreviviente a la debacle de 2009 (la 
Izquierda solo consiguió un escaño), no ha sido capaz de repetir su 
hazaña por la contratación de un fondo privado. Un hecho insólito cuanto
 menos. Quizás las intrigas palaciegas supongan una coartada más 
creíble. 
 
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