jueves, 2 de octubre de 2014

SODOMA Y GOMORRA

Por Daniel Hernández García


El incremento del escandalazo de Caja Madrid no es más que el mero síntoma de la sodomización del poder político en todos sus ámbitos. Cuando el egoísmo, el caradurismo aflora, la credibilidad de la clase política va decreciendo poco a poco. En este caso en particular, los señores de la partitocracia española, se han llevado una buena jubilación mientras descansaban sus queridos traseros en los asientos de los consejos de administración.
A la hora de analizar y criticar todo lo que acontecido al saqueo de la banca española, no debemos hacer distinción alguna por ideologías o contenido de las siglas políticas. Estamos hablando claramente de auténticos chorizos (y faltando mucho pan, por cierto). Las creencias, las tesituras que inundan los senderos que caminan nuestros políticos, no son más que mero papel mojado.
¿Cómo pretender que la ciudadanía no esté harta, cuando ha tenido que pagar de su bolsillo el rescate de numerosas cajas quebradas por las medianías políticas? ¿Cómo tratar de volver a tener la confianza de un electorado cada día más confuso y un voto más fragmentado? ¿Cómo tratará la partitocracia de recuperar a sus votantes, con un proyecto creíble y atractivo? ¿Tomarán partido (y nunca mejor dicho) los jefes de partido?
Cada una de estas preguntas, podrían ser fácilmente a día de hoy, el centro de atención de las sedes de todos esos partidos que están perdiendo a diario la credibilidad anteriormente citada. Pero volviendo a tratar el tema que nos viene a cuestión, es relevante el hecho de como el sistema bancario ha sido totalmente sometido por el poder político, y no para la toma de decisiones en materia crediticia por ejemplo, sino en la suma de un dinero muy suculento, a costa de quebrar entidades privadas, que posteriormente paga el contribuyente su “barra libre”.
A posteriori, queda por ver si principales gestores de los partidos políticos que parasitaron los consejos de administración de Caja Madrid (por cierto, entre otras más), toman cartas en el asunto y empiezan a despiojar sus formaciones políticas, revertiendo el significado de la política como un auténtico servicio a la ciudadanía, no un medio de corruptela y lucro personal.
Sin embargo, vemos a nuestro alrededor que el sometimiento del poder político por parte de los corruptos, hace entrar en una espiral de sometimiento a tres bandas: corrupción-poder político- (aquí podría venir cualquier institución, ya se judicial, económica...). Por eso, si nos atenemos a los hechos palpables, la salida es bastante desoladora.
La solución pasa ante todo, por ampliar el horizonte de la ciudadanía española, y ofrecer la posibilidad real de que la causa política aún no esta pérdida. Que se puede frenar la sangría del saqueo continuo de tanto chorizo y sinvergüenza, tratando de educar desde las bases a las nuevas generaciones de políticos (siempre por vocación no como profesión de lucro), y establecer marcos jurídicos claros ya sea desde lo institucional, como desde los partidos políticos.
En definitiva, el gastazo en tarjetas de créditos por los numerosos caraduras que formaron parte de los consejos de administración en Caja Madrid, es la causa más auténtica de búsqueda de los servidores públicos (y permítase la ironía) en su camino hacia Sodoma y Gomorra. Esperemos que el pecado se acabe pronto.

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