Por Toño Santiago (@tafugos)
TIEMPOS DE REFORMAS PROFUNDAS ANTE EL DESENCANTO GENERALIZADO EN EL QUE NOS ENCONTRAMOS. REFLEXIONES, AUTOCRÍTICA Y PROPUESTAS DE CAMBIO
 
Decía Pablo Iglesias Turrión que su nombre no era fruto de la
casualidad, y también decía que su abuelo había muerto asqueado de ver en que
habían convertido el partido por el que luchó y por el que se jugó la vida.
No le faltaba razón, muchos verdaderos socialistas pensaron y
piensan lo mismo, defendieron y defienden los postulados de su fundador, pero
son voces que claman en el desierto, ignorados por sus dirigentes, esos que
forman parte de una oligarquía que muchos llamamos casta y que sólo piensan en
sí mismos y no en los ciudadanos. Algunos después de años de militancia ya se
han ido, otros aguantan estoicamente pero ya no por convicciones sino por
razones sentimentales, saben que tienen la batalla perdida pero ahí continúan,
como símbolo de una época pasada que nunca volverá, y para recordarles a
aquellos que han traicionado los ideales que ser socialista es mucho más que
unas siglas.
Hace cinco años tuve la suerte de encontrar en mi camino a
uno de esos verdaderos socialistas, un hombre sencillo, cuyas armas eran su
voz, una estilográfica y unos folios para escribir su pensamiento, me facilitó
sus manuscritos y me autorizó a publicarlos manteniendo su anonimato, pero no
por miedo a represalias, es honrado y valiente y lo que escribe lo dice en
público en las asambleas del partido, sin pelos en la lengua, sino porque no
quiere ser protagonista ni tiene ambición alguna, a excepción de la de
conseguir una sociedad más justa.
Hoy tengo la oportunidad de reeditarlos y espero que sirvan de herramienta pedagógica para no caer en los errores del pasado, y que algún día la inmensa mayoría de la ciudadanía de éste país deje de estar indignada.
Y por supuesto volver a darle las gracias por permitirme de nuevo su publicación.
Hoy tengo la oportunidad de reeditarlos y espero que sirvan de herramienta pedagógica para no caer en los errores del pasado, y que algún día la inmensa mayoría de la ciudadanía de éste país deje de estar indignada.
Y por supuesto volver a darle las gracias por permitirme de nuevo su publicación.
TIEMPOS DE REFORMAS PROFUNDAS ANTE EL DESENCANTO GENERALIZADO EN EL QUE NOS ENCONTRAMOS. REFLEXIONES, AUTOCRÍTICA Y PROPUESTAS DE CAMBIO
Hoy,
los socialistas estamos decepcionados y desencantados ante el panorama en el
que nos encontramos y el que vamos a vivir. Los ciudadanos parecen haberse
tragado su entusiasmo y abdicado de sus ilusiones; ello explica el
distanciamiento, el escepticismo y, en algunos momentos, el desprecio con el
que este pueblo nuestro, desgraciadamente, mira a estos profesionales de la
política, Ello explica también la escasa militancia que ha sido sustituida por
la burocracia. Hemos desarrollado un modelo de partido basado en lo que suele
llamarse “cultura del aparato” centrado en la exaltación del líder, con
tendencia a la oligarquización, opacidad en la financiación, el clientelismo y
la adhesión a crítica que cercenan la participación democrática de los
militantes y el control de los excesos
del poder y de la corrupción individual. El socialismo sufrió una fuerte
influencia del pensamiento neoliberal dominante, de forma que un sector
importante del partido se situó en posiciones de lo que se  llamado socialismo liberal, para el que ya el
debate macroeconómico está terminado y que a veces hace difícilmente
diferenciables las posiciones de izquierda respecto a la derecha. Es hora de
empezar a dar pasos decididos, serios, sinceros y creíbles, hacia un autentico
giro en el partido. No es posible 
permanecer por más tiempo practicando políticas de salón. Tenemos un
partido desmovilizado, con escasa militancia real, alejado de sectores
dinámicos y todo ello en aras de la política autista, endogámica en la que la
lucha por el control de los órganos internos son un fin en sí y para sí mismo.
La
institucionalización del partido o lo que es lo mismo, la reducción de la
acción del partido a la labor parlamentaria o municipal, con olvido y
relegación de toda otra actividad en la sociedad civil, está generando entre
los militantes una imperiosa necesidad de instalarse en la institución en la
que fuera, si quieren hacer política, llevándonos a autenticas batallas en el
momento de confeccionar nuevas candidaturas en las que se adquieren tintes
de guerra
tribal.
De
un partido democrático y participativo en el que muchos creíamos, hemos visto
con el paso del tiempo como se ha ido deslizando nuestra organización a un
colectivo típicamente oligárquico en el que desde la cúspide emana todo el
poder, hacia un conjunto de virreyes territoriales flanqueados por guardias
pretorianos en el que coincide el organigrama político-institucional con el
organizativo.
El
nepotismo, el favoritismo, la coaptación la luz de la fidelidad personal, el
parentesco y el camarilleo definen las relaciones de militancia.
Políticamente,
se disfrace como se disfrace, la única táctica y estrategia a desarrollar es la
de ganar las elecciones, esfuerzo en el que esta todo permitido y aplaudido,
desde la calumnia, la injuria y la maledicencia hasta la desestabilización al
precio que fuere.
Ante
este panorama salimos a la palestra los críticos cuya única seña de identidad o
posición común es el malestar que sentimos contra la manipulación y el
dirigismo en el que coincidimos militantes históricos acostumbrados a otra forma
de comportamiento con militantes, jóvenes y compañeros a los que, por el simple
capricho del aparato se les ha desplazado para colocar de manera despótica a
algún paniaguado o comprometidos.
A
los socialistas críticos nos une una actitud de compromiso social, soñamos con
la libertad y la independencia, con una revolución de las conciencias que hagan
al hombre más digno de ser hombre y a todos nos iguale en nuestra condición
humana.
No
entendemos las críticas que algunos intelectuales reaccionarios adscritos al
liberalismo mas feroz, al capitalismo económico y a la globalización política y
financiera vierten sobre los que no hemos renunciado a ese compromiso. Se
equivocan y su hipocresía deja al aire sus vergüenzas ideológicas y miseria
moral, su falsa conciencia, su adoración al dinero al que idolatran su ansia de
poder y su desprecio por la democracia y la transparencia.
De
modo que, a pesar de los agoreros, aun nos queda una esperanza; sabemos que
otro mundo más justo, más libre, más sostenible e igualitario es posible. No
nos podemos permitir el lujo de un nuevo fracaso y como en mi ánimo está no
solamente establecer la critica efectuada, quisiera establecer unas cuantas
propuestas de regeneración del partido.
PROPUESTAS DE
REGENERACIÓN:
- Establecer con periodicidad un sistema de encuestas que pulsen la opinión de los militantes sobre diversos temas.
- Debatir con regularidad en las agrupaciones sobre la actualidad política y que las valoraciones mayoritarias de las asambleas sean tenidas en cuenta por las ejecutivas, pudiendo llegar a influir en la toma de decisiones en el marco local, regional o estatal a través de sus concejales y diputados.
- Que la elaboración de las listas para cargos orgánicos o institucionales no sean un proceso cerrado a los militantes y que no sean estos destinados solo a votar a una lista confeccionadas por la cúpula. Que el militante pueda aportar nombres y con los más barajados empezar a plantear listas concretas.
- Invertir comportamientos personales. Ir de abajo a arriba, de los afiliados al aparato. Involucrar más a la militancia para que luego el boca a boca funcione y sea más factible la implantación del partido en la sociedad. Todo lo contrario de la actual practica mayoritaria, del arriba abajo, del ordeno y mando que desmoviliza a la propia militancia.
- Movilizar y comprometer a la opinión progresista de toda la izquierda, que aun sintiéndose de izquierda, no se sientan representados ni identificados con los partidos existentes. Incorporar pues a esa ”tercera izquierda” o “izquierda sumergida”.
- Los socialistas democráticos solamente tenemos la posibilidad de alcanzar mayorías políticas si representamos los intereses de los trabajadores, los parados y los jubilados. En el ámbito empresarial hemos de velar principalmente por la pequeña y mediana empresa. Puesto que la economía de la clase media no depende tanto del capital internacional como las grandes sociedades, en ellas tampoco predomina tan exclusivamente el imperativo de subordinar la actividad empresarial a la maximización del valor de las acciones.
- De un gobierno socialista democrático debe esperarse una mayor justicia social. Hemos de dar batalla por la recuperación de las señas de identidad del partido de Pablo Iglesias, si nos unimos todos los trabajadores, todos los socialistas y trabajadores honestos, si nos metemos por millares en nuestro partido, (pues el PSOE es el partido de la clase obrera, aunque se han instalado en el gran numero de aristas y oportunistas, que son un estorbo), podremos derrotar otra vez al PP y a su burguesía. Para ello es necesario una dirección firme, con un programa adecuado, verdaderamente socialista.


 
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