martes, 1 de julio de 2014

El desembarco europeo de Podemos (por Raúl S. Saura)

Pablo Iglesias: "La UE no es colonia <br>de ningún fondo <br>de inversiones"

Se iniciaba hoy la octava legislatura del Parlamento Europeo cinco años después, los nuevos eurodiputados monopolizaron los pasillos, todos ya planeando los planes del continente por los próximos 5 años. Pero una novedad destacó entre todas: el auge de los euroescépticos, que han doblado el número de sus escaños tanto por la derecha como por la izquierda. Eurodiputados que incluso deciden darse la vuelta al sonar el himno de la Unión Europea, la Novena de Beethoven. En mi opinión, un crimen punible con desmembramiento hasta la muerte.
Los “defensores de Europa” o más bien de la Europa actual controlada por una oligarquía deficiente que reiteradamente ha demostrado su escaso compromiso con los votantes, sino con los bancos y sus abultados salarios han buscado frenar este avance contrario a sus intereses, entre las medidas tomadas una gran coalición que debería sonrojar a más de uno. Y si hay un europarlamentario al que todos queramos escuchar vociferar contra ellos, aunque sólo sea por diversión, es Pablo Iglesias. El exprofesor de ciencias políticas, flamante político, el líder indiscutible de Podemos, la formación que se ha adentrado en el panorama político español como un elefante en una cristalería. Imparable, sin complejos y con mucho que decir, su deuda hacia el 15-M es reconocida yreconocible en igual medida que la de la PAH, y, por tanto, es enemiga de los desahucios, las injusticias, los recortes y una clase política manifiestamente negligente y desvergonzadamente mediocre. Muchos quisieron escuchar a Iglesias en su llegada a la Eurocámara, a la que además se presentaba a presidente por la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL), y él llegó con ganas de hacerse escuchar.
En su discurso para pedir un voto, que ya se sabía insuficiente, dejó huella en el parlamento con su decisión, su entrega a su causa particular y su rebeldía. Tanta que, ante el aviso del presidente en funciones de que su tiempo se acababa, continuaba con su mensaje. Avisando de ello en italiano, que se note la poliglotía. Muchos dirán que esta fue una falta de respeto del reciente eurodiputado al organismo del que es parte integrante desde ya, pero yo desearía que la falta mayor del resto de políticos fuera el defender durante más tiempo del que se les permite aquello que consideran justo, necesario y democrático. Cierto que Pablo Iglesias reconoce poseer un gran ego (en una entrevista a VICE) y quizás esconda en sus maneras y sus ambiciones un dirigente más autoritario de lo que su ideario ciudadano de Podemos demuestre. Cierto que no cuenta con experiencia alguna en el terreno de la política, como también es cierto que es enemigo declarado de quienes han recortado 28.500 trabajadores de la Sanidad pública española en dos años. Cierto es que muestra su desacuerdo con el gasto del 4’7% (y bajando) del PIB en Educación cuando el FMI recomienda un 6%. Cierto es que no es un Aznar, un Zapatero o un Rajoy, y el electorado español lo sabe, de ahí su éxito el 25-M. Al hablar de Pablo Iglesias no hablamos de un hombre perfecto, pero al menos de un hombre que no ha demostrado ser tan imperfecto como quienes llegaron antes que él. Ahora, con el desembarco europeo de su agrupación, puede continuar luchando por lo que considera justo, una Europa donde los países del sur tengan algo que decir, y no ceder todo a Alemania y Merkel, donde el descontento ciudadano logre alcanzar la cúpula europea para modificar unas decisiones tan drásticas como desastrosas, algo en lo que coincidirán incluso los más acérrimos votantes del PP.
Todo esto quiso decir esta mañana en Bruselas, todo esto quisieron hacerle callar. Podemos preguntarnos quién es aquí el maleducado. Pero aún pretenderán hacerle callar, y muy intensamente, estos días. De ahí las acusaciones vertidas en la prensa contra él, contra sus relaciones con Venezuela y ETA, aún dudosas. En cierto modo cuestionables, en efecto. El gobierno de Maduro y Chávez ha ejercido medidas represivas contra su población, cierto, como el nuestro lo hizo hace apenas una semana ante todo aquel que ondeara una bandera republicana en la capital del reino. También ha alfabetizado a la población y construido colegios, hospitales y carreteras. En cuanto a ETA, por el momento, me inclino por creer sus palabras (de condena al terrorismo) en vez de a las de la prensa, cuyos financieros cuentan con intereses contrapuestos a los de Iglesias y así consiguen desprestigiarlo fácilmente. Seguiré el caso con atención, que nadie lo dude.
Lucha sin descanso, eso ya lo hemos visto. No participa en fondos de las sicav, no calla ante la vista de un sobre, que sepamos. Y en su primer día ha conseguido 51 votos para presidir la Eurocámara. Socialistas y populares llegaron a un acuerdo previo en aras de formar una gran coalición frente a los euroescépticos, así que Schultz repite por primera vez en la historia de la institución, a cambio de que dentro de dos años le suceda Juncker. Un acuerdo para que nada cambie, en fin, apelar a las conciencias de estas personas era lo apropiado y eso hizo. No funcionó, pero la jornada de hoy puede entenderse también como una victoria para Iglesias, para Tsipras. Para que el sudor y las lágrimas de unos no paguen los desmanes de otros.
Queda por ver si dicen la verdad, si logarán sus objetivos, queda por ver si podrán. Europa lo necesita.

Las opiniones aquí vertidas por mí, Raúl S. Saura, director de Respiras Deportes y subdirector de Respiras Actualidad Digital, no coinciden necesariamente con las del resto del equipo. Lo que he dicho aquí lo pienso yo y lo digo yo como ciudadano libre, y no debe entenderse que mis compañeros y amigos me sigan en lo dicho en este post.

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