miércoles, 11 de marzo de 2015

Una página más para el recuerdo: 11-M

Por Estefanía Adamuz 


Hoy hace 11 años del día de los atentados a los cuatro trenes de la estación de Atocha y cercanías, y es que no suelo escribir de temas que no se traten de historia antigua o arqueología, pero creo que esta vez se debe hacer una excepción. 11-M, para muchos un día como otro cualquiera; para otra gente, el peor día de su vida.

Eran las 7.36 de la mañana de ese jueves cuando se produjeron las dos primeras explosiones dentro de la estación de Atocha, dos minutos más tarde, a las 7.38 otras dos bombas explotan en la estación El pozo del Tío Raimundo en el tren 21435 y otra más en el tren 21713, en la estación de Santa Eugenia. A las 7.39 se producen las últimas cuatro explosiones en el tren 17305, a la entrada de la estación de Atocha.

1857 personas heridas y 190 personas fallecidas fueron el resultado de esos 3 largos minutos de horror, 177 de ellos murieron en el acto.

Muchas hipótesis plantean el por qué de este atentado que, a opinión propia, ni un motivo suficientemente contundente tiene que causar casi 200 muertes en personas inocentes. Algunos medios de comunicación culparon al grupo terrorista ETA (lo desmintieron por completo los líderes de esta agrupación), otros atribuyen los actos a la banda islámica encabezada entonces por el fallecido Bin Laden, y es que prácticamente todos los medios de comunicación acabaron afirmando que los actos fueron producidos por islamistas. Entre algunos de los motivos por los que lo afirmaban, se recordó que fueron producidos casi 3 años después de los atentados de Las Torres Gemelas en Estados Unidos.

Pero en el recuerdo no queda grabado quién mató a tantísima gente, sino aquellos que hicieron posible que no fueran muchos más, porque quizá fuera el segundo atentado más letal de la historia de Europa por el número de fallecidos, pero la ayuda de los ciudadanos tanto en hospitales por toda España como en los lugares afectados fue tan grande que hasta recuerdo que tenían demasiados donantes de sangre en los hospitales y es que, por muchas diferencias que tengamos, hay una cosa que nos une: somos personas.


Y no solamente en España se volcó toda la ayuda, sino en todo el mundo: Estados Unidos ofreció el apoyo en la lucha antiterrorista para localizar a los responsables, Israel proporcionó expertos para el reconocimiento de cadáveres y análisis de ADN, en Francia todas las banderas nacionales ondearon a media asta durante los tres días de luto; Polonia y Portugal declararon el día 12 de marzo día de luto nacional, Rumanía lo hizo el día 14 de marzo; y en Reino Unido, la guardia real británica hizo sonar los acordes del Himno de España como homenaje y solidaridad con el pueblo español. Además, el día siguiente al atentado muchísimas personalidades viajaron hasta Madrid para participar en las protestas silenciosas de las 7 de la tarde.

Y es que en la historia no solamente quedará marcado el número de fallecidos ni heridos, sino que se remarcará ese apoyo mundial y sobre todo, el que se dio por parte de los ciudadanos de todos los rincones del país.

 
SIEMPRE EN EL RECUERDO, D.E.P.

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