De una a tres se celebró el congreso extraordinario del Partido Socialista con el debate entre los tres candidatos a las elecciones primarias para convertirse en el nuevo secretario general. Eduardo Madina, Pedro Sánchez y José Antonio Pérez Tapias, vasco, madrileño y andaluz, se dieron cita en la calle Ferraz y, en un debate moderado por Carmen del Riego, presidente de la Asociación de Periodistas de Madrid, presentaron sus armas para alcanzar la secretaría.
Sin grandes disensiones, salvo alguna que otra pullita entre Sánchez y
Madina por declaraciones previas, todos quisieron dar una imagen de
unidad, compartiendo la idea de "renovar el PSOE para renovar España",
quisieron desmarcarse de los últimos tiempos en el partido, si bien
hicieron defensa de los logros alcanzados con González y Zapatero. En
definitiva, aquello supuso mucho ruido y pocas nueces porque las
diferencias en el programa consistían en escasos matices a buscar con
mucho cuidado.
En lo referente a Catalunya, los tres se mostraron partícipe de reformar
la Constitución española en busca de una organización territorial
federalista para saber encajar el conflicto soberanista. Apenas dejaron
nada nuevo en cuanto a regulaciones en caso de ser elegidos secretario
general, nadie dijo nada que los otros dos rechazaran fuertemente.
Sánchez afirmó querer cerrar las puertas giratorias, Madina exigió
seriedad a la hora de tratar el tema del aforamiento y Pérez Tapias (sin
duda, el candidato más izquierdista de los tres y el más escuchado por
sus rivales, preocupados de descreditarse mutuamente) condenó la Ley
Wert, se mostró firme partidario de la bicefalia del partido (que el
candidato a la Presidencia y secretario general no sean la misma
persona), criticó la aprobación del artículo 135 de la Constitución que
concedió mayor importancia al déficit que a las políticas sociales y
condenó la corrupción. En suma, quien mejor y más claramente se expresó
de los tres, favorecido por el hecho de que a nadie se le pasa por la
cabeza verle como nuevo líder en el partido.
En definitiva, ninguno dio la impresión de claro favorito al terminar el
debate.Se anunciaba como una seria y reflexiva reunión en torno a las
ideas entrantes en uno de los dos partidos mayoritarios del país, pero
realmente recayó en más de lo mismo, en medidas ya conocidas, propuestas
y discutidas desde hace mucho tiempo en el seno socialista. Madina no
recibió tantas críticas como hasta ahora por su período junto a Zapatero
y Rubalcaba, en el que no buscó ninguna ley de igualdad de trato, en el
que no derogó el concordato con el Vaticano. Pedro Sánchez abundó en la
impresión de que su mayor mérito consiste en tener una cara bonita
(¡oh, Premio Nobel ya!), sin olvidar que hace unos días se definió como
partidario del repago sanitario y hoy mismo como opuesto a un referendum
en Cataluña (lo escribo indiferentemente, no hay errata). Muchos
apuntan a que realmente Sánchez cree en un gobierno de coalición entre
socialistas y populares en aras de cortar el avance en el Congreso de
formaciones como IU o Podemos y que lo propondrá nada más ganar las
primarias del próximo domingo (en caso de hacerlo), y que por ello ha
recibido tanto bombo por parte del área derecha del kiosko. En cuanto a
Pérez Tapias, de la Izquierda Socialista, nadie duda de su rojerío, pero
sus prácticamente nulas opciones de conseguir la secretaría le
descartan por completo. Su única opción para conseguir realmente algo
procedería del puesto asignado en el Ejecutivo de Sánchez, como dijo.
Por el momento, el PSOE avanza dubitativamante y forzado hacia cierta
renovación por el momento ignota. Escasas diferencias se vislumbraron
entre el trío candidato, unidos por el miedo a quedar poco legitimados
ante una alta abstención el día 13. Escasas diferencias como escasas
ideas se discutieron o propusieron realmente, el avance ideológico no
pareció tal y sólo podría presumirse por el momento de la democracia
interna. Pero, hasta ahora, ha predominado la ausencia de ideas, la
abundancia de soserías. No existió conflicto alguno, ni defensa
apasionada de nada nuevo, por lo que los casi 120 minutos de discusión
se metamorfosearon en un tupido velo de bostezos, en escaso interés ni
capacidad para ilusionar a un electorado que, hasta nuevo aviso, parece
seguir acudiendo a otras formaciones donde las primarias no son novedad y
se discute de otros asuntos. Qué hacer con la Sanidad, qué hacer con la
Educación. Y con la Economía y la Política y España. Tanto sobre lo que
hablar, tanto que Ferraz continúa por callar.
¿Qué crees que debería hacer el PSOE a partir de ahora? ¿Qué medidas
debería tomar? ¿Quién saldrá elegido como nuevo secretario general?
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Las opiniones aquí vertidas por mí, Raúl S. Saura, director de Respiras
Deportes y subdirector de Respiras Actualidad Digital, no coinciden
necesariamente con las del resto del equipo. Lo que he dicho aquí lo
pienso yo y lo digo yo como ciudadano libre, y no debe entenderse que
mis compañeros y amigos me sigan en los dicho en este post.
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